martes, 23 de septiembre de 2008

La mano que mece la cuna


Una asamblea con olor a circo, una discusión absurda sobre el orden del día, la confianza innegable por parte del Rector que hacen pensar en que traía un as bajo la manga. De allí, el error, la escuelita legislativa por demás interiorizada: no dejar pasar nada. Una destitución ilegal, el desacato a una disposición legal antes concedida por un Juez. Arbitrariamente se nombró Rector a Cortés Guardado. La noticia corrió y 15 minutos fueron suficientes para que los medios desconocieran a Briseño. De allí en adelante dedicaron sus esfuerzos por llevar la nota fresca, la tergiversada, sumada la declarasionitis aguda. Nadie recordó que apenas horas antes tenían a otro de quien hablar. El berrinche y la derrota así fue pasó uno de los grandes capítulos de la vida institucional de la Universidad de Guadalajara.

De la bravuconería al llanto, del altruismo a la desesperación, del poder a la sombra. Del titular a la editorial. Hoy al menos Briseño amanece menos aporreado que días anteriores. Si bien los titulares en la prensa no le adjudican el gane definitivo como lo hicieron con el Consejo Universitario el vienes y sábado pasado. Hoy Briseño retoma fuerza, luego de que se descubrió endeble, traicionado, solo. Pero la fuerza que controla la universidad lo dejará volver a entrar. Por pronto hoy Leonardo Schwebel (bastión de la información en medios UdeG se une a la lista de desplazados por el sistema.

Me apenan estos temas por que definitivamente dan de que hablar no sólo aquí en la perla, sino en el interior y fuera del país (con eso de que la universidad mantiene tanto convenio y negocios a nivel internacional). Algunos se preguntarán ¿Ésas son las mafias de la segunda casa de estudios en México? Yo respondería… y las que no podemos ver.

Pero estos problemas no los dejo de ver como una muestra más de nuestra humanidad. Por un lado advierto la lucha por el poder cooptado de un cacique anquilosado en sus obras faraónica que han dado mucho a la cultura del Estado pero que esconden las facturas del rezago en otras materias. Por otro lado veo un suicida político, abanderado por causas legitimas, esas que todos defendemos cuando interiorizamos que podríamos estar mejor. ¿Pero sería posible llevarlas acabo de lado de Briseño? Ó Dejaremos que el famoso grupo Universidad se encargue una vez más de maquillar sus procesos y hacernos creer que estamos en una nueva era de la Universidad.

Finalmente la resignación a una riña poco redituable, la espalda de la borregada miedosa y cómoda, que por veinte años no se han atrevido a decir no más, “ni pa’ ti ni pa’ mi”. Pero nunca nosotros.

No veo condiciones de democratización de la Universidad. Veo un títere endemoniado que dice llamar rector sustituto más golpista que estudioso de la política y veo a un desertor del poder, profundamente ansioso de él. Sus intereses los comparten, la UdeG para alguien, ya sea el rey ya sea el guerrero doble cara que solía ser cuadrilla de seguridad.

Pero veo al menos intentos, que por más viscerales, son valiosos para nuestra historia, para nuestra Universidad. La de los jaliscienses. La pugna del poder sigue, el tema ahora definido por la justicia, seguirá dando de qué hablar, por lo pronto una invitación está hecha, una marcha a palacio de gobierno a “ratificar el compromiso con la Universidad de Guadalajara”. No me queda claro si el escenario cambia, lo que veo es que rectores van rectores vienen y la universidad sigue igual, fragmentada.

El costo como siempre lo asumimos todos. De un lado los de élite ¿Qué ya no habrá grandes eventos para ricos? Con eso de que se limitaron los fondos a faraónicos proyectos. De otro lado los pobres, los estudiantes, los profesores medianos. Habrá menos espacios en la universidad, menos presupuesto para aulas, para profesores. Y nóminas quizá al doble.

Todo lo suscitado me recuerda que estamos viviendo una deliciosa película de suspenso, a un clásico noventero “La mano que mece la cuna”. Yo Agregaría “y el niño que muerde la mano”.

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