martes, 13 de mayo de 2008

A oidos sordos, palabras necias...

La vida política de este país me recuerda el montaje que estamos ensayando y a punto de estrenar en la Universidad -el 23 de mayo para ser exactos.

La Casa de Bernarda Alba una obra de Federíco García Lorca, trata la historia de una madre que mantiene encerradas a sus 5 hijas por que siente que ninguno de los hombres de los alrededores tiene lo suficiente que ofrecerles. El enciero y la privación trasciende las paredes y derrumba su carne. Debajo el luto y el silencio que llevan, la vida se anhela. Ellas, unas tipas ya viejas, bigotonas sueñan con el príncipe adorado.
El qué dirán de la sociedad -y del que forman parte, las carcome. La trama se desata cuando Angustias, la mayor (una mujer de 39 años...avenjentada por la sombras de su casa) se compromete con el peoresnada del pueblo! un tipo que termina aprovechándose de la situación para meterse con la menor (la más jovencita y buenota de las hermanas!) La tragedia explota, cuando entre ellas teminan por peliarse al galán hasta la muerte. La evidencia de lo sucedido en su casa es innegable, aún así Bernarda no da su brazo a torcer, procura crear una falsa realidad lo suficientemente temible y capaz de borrar lo realmente sucedido y termina la obra diciendo "Silencio, a callar he dicho, SILENCIO".

Ahora bien en nuestros días se acabó el primer acto de este montaje teatral, que desde hace unas semanas se había gestado en la política colombiana.
Hoy 14 líderes de las Autodefenzas Unidas de Colombia fueron extraditados a tierra gringa, luego de considerárseles una amenaza al régimen Uribista. Los motivos oficiales fueron otros, (Sin palabras más o menos, eso a mi me quedó claro.)
Los ligeros esbozos de lo que hubiera sido no sólo una posible campaña desligitimadora contra el presidente Uribe sino un esperanza de tiesa verdad... quedaron en nada!

Quién gana?... pues depende de quién se sienta aludido por la situación. Sin duda el presidente llegó a la silla con ayuda de ellos y les lavó las manos con una desmovilización "chiviada" (pirata, patito) y les permitió seguir delinquiendo desde sus cárceles de millonarios, hasta que fue incontenible su desacato contra lo convenido con el ejecutivo. Luego vinieron las úlceras, los malos tratos, las horas de desasosiego y la imposible reparación.
Más del 90% de la población está con el presidente... y según su política quien no está con él, está del otro lado, con la guerrilla, con las FARC! pero quienes no somos guerrilleros, dónde estamos? Qué tristeza encontrar esperanza de movilización y opinión pública "coherente" en las acciones y declaraciones de los parmilitares... un grupo que desde hace años vela por sus propios intereses, sus negocios y la eficiencia de los mismos... nada distinto del la guerrilla, los cárteles de la droga y el propio Estado.
La extradición que por años fue motivo de muerte, (Pablo Escobar decia "preferible una tumba en Colombia que una celda en EU") hoy no está tan estigmatizada, Estados Unidos, no tiene prioridades en el caso Colombiano (antes bien el tema de Irak sigue siendo su cruz...allá los terroristas sí tienen turbante!!!).
Con las cartéras repletas y los bolsillos desbordantes de información, salen los paracos de Colombia directo a su célula de seguridad, a vender identidades y recuperar lo poco perdido.

Todavía quedan esperanzas para el segundo y el tercer acto, mientras que la fábrica de los sueños rojos y polvos blancos de este país, siga dando de qué hablar.

Si bien la obra de Lorca es una joya de la literatura, compararla con el mierdero político -como dicen acá, es inconcebible, creo que lo que puedo decir, es que los personajes principales de estas obras comparten mucho...

Álvaro Uribe: _"Silencio, a callar he dicho, SILENCIO"

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Para mayor información sugiero naveguen por la prensa Colombiana... recomiendo el Espectador, que además está de estreno como diario y no como semanal, luego de casi una década de permanecer como semanario en su larga vida de 120 años por fin se reconvierte en diario de circulación nacional
http://www.elespectador.com/

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